jueves, 2 de abril de 2009

La reina Hachepsut y sus perfumes...

Ya hace bastante tiempo de mi última actualización y es algo que en parte me sabe mal. Antes, disponiendo de bastante más tiempo que ahora, podía de vez en cuando bagabundear por la red en busca de noticias históricas acordes con la intención de historia insólita, pero desde que empezó este año nuevo de 2009 la verdad es que mi tiempo se ha reducido drásticamente y con él, mis aportaciones al mismo.


A ver si podemos solucionarlo a partir de ahora y puedo ir incluyendo alguna noticia insólita como las que se que os gustan, que aunque pocos, se que alguno va entrando en éste modesto blog a ver lo que se cuece por los rincones más curiosos de la historia


Y que mejor ocasión que una noticia que leí el otro día en la web de la agencia EFE en el que explicaban la siguiente noticia;

Los científicos de la Universidad de Bonn quieren recrear un perfume de hace 3.500 años.

Para ello, investigan a través de tomografía un frasco que contiene restos solidificados del perfume y que datan de la época de la faraona.

El frasco, con filigranas y una inscripción con el nombre de la faraona, se conserva en buen estado, y por ello “ merece la pena ” analizarlo a través de rayos X, apuntó el comisario del Museo Egipcio de la Universidad de Bonn, Michael Höveler-Müller. “Mediante la radiología se pueden distinguir claramente los restos solidificados de un líquido ” , explicó el experto.

La poderosa reina Hachepsut ostentó el poder en Egipto en torno al 1479 a. C. durante más de 20 años, a pesar de que en principio iba a ser sólo regente hasta que su hijastro y heredero Tutmosis III -que por entonces tenía tres años- tuviera la edad suficiente para poder gobernar.

“Suponemos que está compuesto en parte por incienso, que es el perfume de los dioses ” , explicó Höveler-Müller.

Según indicaron los expertos, se sabe que Hachepsut organizó durante su regencia una expedición a Punt, antiguo territorio situado en la costa africana del océano Índico, Eritrea en la actualidad.

Los egipcios importaban de Punt muchos objetos y materiales de valor desde el tercer milenio a.C, tales como madera de ébano, marfil, oro y también plantas de incienso, que la faraona llegó a plantar en las cercanías de su templo funerario.

Por el momento, los investigadores quieren seguir analizando los restos y el frasco, y en un año aproximadamente podrían obtener resultados, que de ser positivos, podrían conseguir recrear el perfume milenario.


Ya no me resulta solo lo insólito de poder recrear un perfume que fue creado hace más de 3500 años sino que además perteneciera a nada más y nada menos que una reina y nada más y nada menos que Hachepsut.


Hachepsut quizás fuera el primer caso real de feminismo atroz o lesbianismo oculto (con el perdón de semenjantes expresiones). Fue una faraona, representación del sol, que vistió como un hombre y actuó como un hombre. Se hizo colocar una falsa barba, representativa de la realeza egícia, y fue representada en todas sus esculturas y pinturas con ese atributo, además, por supuesto, de los correspondientes a su condición de rey-sol.


Antes de morir, ordenó que se destruyeran todos los vestigios de su reinado. Quizás por el recelo ante sus múltiples enemigos, quizás por el deseo de proteger su descendencia, hicieron que la misteriosa faraona fuera prácticamente borrada de la historia durante siglos.


Hace siete semanas...

valiéndose del análisis del ADN y un diente providencial, las autoridades egipcias identificaron una momia hallada hace un siglo como los restos de la reina Hachepsut.


-La momia fue descubierta en el Valle de los Reyes en 1903, pero quedó sin identificar en ese sitio durante décadas hasta que hace tres meses fue conducida al Museo Egipcio en El Cairo para someterla a exámenes,-explicó a la Associated Press el jefe de antigüedades de Egipto, Zahi Hawass (no podia ser otro personaje tratándose del antiguo egipto).


Con cinco millones de dólares, financiados por el canal Discovery, Zahi Hawass estableció un laboratorio de ADN en el sótano del museo y trabajó sin pausa con un equipo internacional de científicos. Además de las pruebas de ADN, el examen de un diente hallado en un relicario que contenía algunos de los órganos embalsamados de la monarca fue decisivo para poder hacer la identificación. El molar calza perfectamente en la mandíbula de la momia.



En el proceso fue decisivo el novedoso sistema de escáner llamado “tomografía computarizada” que virtualmente desenvuelve las momias sin dañarlas, ya que es capaz de producir unas 1.500 imágenes transversales por cadáver, que al reagruparse crean la imagen tridimensional del cuerpo. “Es la primera vez que utilizamos esta tecnología para identificar a una momia, y saber cómo y a qué edad murió. Ha servido también para saber quiénes eran la reina Nefertiti y su esposo, el faraón Akhenaten”, aseguró el experto.


La momia de Hachepsut revela una mujer obesa que murió cincuentona, probablemente padeció de diabetes y quizás cáncer hepático. Su mano izquierda colocada sobre el pecho era un signo tradicional de realeza en el antiguo Egipto, según los egiptólogos.


Hachepsut reinó entre los años 1479 y 1458 antes de Cristo y fue una de las “estrellas” de la pujante XVIII Dinastía. A ella está dedicado el famoso templo de Deir al Bahri, una de las atracciones más visitadas de la ciudad de Luxor.


Ejerció más poder que otras dos monarcas famosas del antiguo Egipto, Cleopatra y Nefertiti; quizás por ello ha trascendido su fama como excéntrica. Según los egiptólogos, Hachepsut accedió al poder a los 20 años valiéndose de argucias y el asesinato de su hermano. Durante más de dos décadas fue el poder en la tierra de los Faraones, quizás por ello tuvo que recurrir a “efectos”, como usar ropas masculinas, barba y bigote.


Nada era suficiente para protegerse de los enemigos, entre ellos su hijastro y sucesor Tutmosis III, por lo que la faraona cada noche, encerrada con sus sirvientes fieles, realizaba ostentosas ofrendas para poner de su lado a los dioses.


Hachepsut ejerció plenamente su libertad en su reinado y en su vida. Con aquella pasión con que obtuvo y administró el poder, renunció a dejar su huella en la historia. No contaba con la ciencia.



fuentes: La razón, EFE

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